Como diseñadores de producto, el método para dar forma a nuestras creaciones tiene que ser el diseño funcional.
El diseño funcional se basa en solucionar de forma efectiva un problema de un usuario, pero desde el punto de vista de la función.
Está claro que un producto estéticamente debe ser bello, ya que un producto que es bonito es más placentero de ser usado. Por tanto, la estética es importante en nuestra labor. Pero no es lo más importante.
Por ello, cuando comencemos un nuevo proyecto no lo hagamos buscando inspiración en otros sitios (Dribbble, por ejemplo), sino enfocándonos en el problema que tenemos que resolver y en nuestro usuario, porque un producto bello pero no funcional es un producto inútil. Y no hay mayor pérdida de tiempo que hacer muy bonito un producto que no va a ser usado.